He descubierto el verdadero feminismo

Existe un aparato diabólico que me hace perder la poca fe que tengo en la humanidad. Me ha llegado uno de los hits de VOX al móvil. Puede que tal vez no sea el último ni el peor, puesto que sus integrantes son conocidos por su alta productividad, al menos en este tipo de actividades. Como no tengo nada mejor que hacer, que ya es decir, voy a analizar someramente qué es lo que dice.

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  • Isabel abolió la esclavitud 500 años antes que Lincoln. Aquí hace referencia a las conocidas Leyes de Burgos, argumento esgrimido una y otra vez por los simpatizantes de su partido para argumentar cosas tan dispares -y disparatadas- como que la Monarquía Hispánica trataba con mimo y dulzura a los colonizados o que, como en este caso, suponen la abolición de la esclavitud. En realidad eso jamás ocurrió. Aunque se pueden considerar un antecedente de lo que hoy llamamos derechos humanos, no tuvieron ninguna repercusión práctica, como lamentablemente ocurre con otras tantas declaraciones de buenas intenciones que no van más allá del papel. Simplemente se cambió el nombre a la esclavitud, llamándola de otros modos, como encomienda o mita. Por otro lado, estas leyes se referían a los habitantes indígenas de las nuevas colonias españolas, que ahora pasaban a ser súbditos de la Corona. El tráfico de esclavos fue un rentable negocio con América perfectamente legal, sin necesidad de que nadie reinstaurase una práctica que no había sido abolida.
  • Nadie le rechistó. Supongo que, en el universo paralelo de esta señora, la obediencia a las leyes y al Estado son optativas y si los súbditos obedecían a la Corona era porque admiraban su feminismo, no por aquello del monopolio de la violencia y tal. De todas formas, cabría recordar que su autoridad sí que era contestada, pues tras su coronación estalló la guerra de sucesión castellana.
  • Esta mujer echó a los machistas, esos sí que eran machistas, que esclavizaban y violaban a las cristianas. Aquí me ha abierto los ojos: la verdadera causa de la conquista de Granada era la lucha contra el machismo. De hecho, podríamos reconstruir toda la Reconquista bajo esta nueva luz. Isabel, ella sola, la culminó y consiguió que todas las mujeres de la península gozasen de los derechos y libertades propios de su género en la España medieval.
  • Esta mujer instituyó las Santas Hermandades para que los caminos fueran seguros y las mujeres pudieran transitar por ellos. Por supuesto, como no. La Santa Hermandad fue una milicia pagada por los concejos castellanos que tuvo funciones policiales, siendo uno de los primeros cuerpos de este tipo en la Europa de la época. Sin embargo, incauto de mí, pensaba que el establecimiento de un cuerpo policial tenía el clásico objetivo de mantener la ley y el orden, con el fin último de afianzar la autoridad de la Corona. Sin embargo, resulta que se estableció con perspectiva de género, ya que es de sentido común pensar que, salvo que se fuese mujer, los caminos de la campiña castellana medieval eran perfectamente seguros.
  • La mujer está en todos los altares de España. Argumento demoledor y yo diría que definitivo. En los altares está la Virgen María, así que los derechos de las mujeres ya están totalmente protegidos y garantizados. La mujer nunca ha estado discriminada desde la aparición del cristianismo. La Virgen, una mujer cuyo atributo más destacado es haber sido el receptáculo de Jesús sin practicar sexo, es el ejemplo perfecto. ¿Cabe algún tipo de mayor respeto a la mujer que este? ¿Acaso se nos ocurre alguna organización donde exista mayor paridad en los puestos de responsabilidad que en la Iglesia católica? La verdad es que se hace difícil argumentar nada cuando se ponen sobre la mesa argumentos de tanto calado.
  • Su revolución es la revolución del IBEX35, es la revolución de Vanity Fair, es la revolución de Ana Patricia Botín. Por si fuera poco todo lo anterior, aquí lanza el ataque definitivo e incontestable. Le quita la máscara a la nueva conjura judeo-masónica. Tal como defienden sus admirados trumpistas, ellos son los verdaderos defensores de la clase trabajadora contra los globalistas. Son ellos quienes les quieren librar de la izquierda, que conspira con los ricos para implantar el Nuevo Orden Mundial. Por eso hay que apoyarles, para que puedan luchar contra los supervillanos como Bill Gates. Estoy seguro que estaba aterrorizado con Trump en la presidencia, viendo con desesperación como le bajaba los impuestos y le daba más poder a las corporaciones como Microsoft. La gente bien informada sabe que Ana Patricia Botín vota a la extrema izquierda y que cuando su banco financia a los partidos de la derecha es simplemente por disimular.

En definitiva, cabe agradecer a Rocío de Meer que nos dé una lección de historia de una profundidad intelectual tan apabullante. Únicamente me pregunto si las risillas que se le escapan durante todo el discurso son un fino recurso retórico, como aquellos que suelen usar los trolls de internet contestando con emoticonos a los argumentos, o realmente está pensando en los receptores de su mensaje. Tal vez, en su fuero interno, esté rumiando algo del tipo “a que les digo que Isabel la Católica era feminista y que en España no hay machismo porque tenemos vírgenes en los altares y me aplauden y viralizan el vídeo… sujétame el cubata”.

El aspirante a presidente, el señor Tamames, ha vuelto a hacer alusión a Isabel la Católica en su discurso de moción de censura: “Dicen que son los más protectores, los más buenos, pero para mujeres tenemos ahí una, Isabel la Católica [refiriéndose a la estatua de mármol blanco que hay de ella en el Congreso], que ya en el siglo XVI tenía más poder que el Rey”. Supongo que a fuerza de repetir el mismo argumento nos conseguirán convencer. El tema de la igualdad fue resuelto hace más de 500 años en nuestro país aceptando a una mujer como reina. Además, también tenemos estatuas de mujeres en las iglesias. ¿Acaso hace falta algo más?

Me resulta comprensible la estrategia electoral de esta corriente política, utilizando el populismo para modular un discurso ramplón y demagógico que es fácilmente digerible por las masas virtualmente analfabetas de nuestro país. Todo ello, y es de justicia resaltarlo, alimentado por la existencia de otro discurso igual de populista pero supuestamente defensor de la igualdad alentado desde la izquierda. Ninguna buena causa sobrevive a tan malos paladines. Parece ser, sin embargo, que a la demagogia se le puede replicar con más demagogia. Lo que realmente me preocupa es que este tipo de discurso empieza a calar entre personas que se suponen, al menos, instruidas. Argumentos propios de un parvulario que son aceptados al ritmo de zasca, tergiversaciones tan evidentes que da pudor desmontarlas, propaganda tan burda que ofende al receptor del mensaje: por lo menos nos merecemos trolls de calidad. Que busquen voluntarios, hay mucho talento desperdiciado en este país.