#laespañaviva

La España Viva es el eslogan que ha elegido la derecha más a la derecha de las derechas para presentarse a las elecciones. No podía ser un eslogan más acertado, y a la vez más desafortunado.

Porque la España Viva que quieren defender, que pretenden visibilizar, es en realidad una España que agoniza, que muere.

Es la España tradicional, la del pasado, la que desaparece. Es la España de las brujas, esas mujeres contracorriente a las que siempre se han demonizado. Es la mujer fea representada por esas feministas gordas que protestan con el pecho desnudo frente a la bella española envuelta en su bandera rojigualda. Es la bruja que tradicionalmente se disfrazaba de bella mujer para seducir a los hombres, siempre nobles y dispuestos a proteger a una mujer que se veían engañados por la bruja pero que cuando llegaba el desengaño, cuando no se sumía a los deseos del hombre, se transmutaba inmediatamente en una fea bruja. Es la bruja comeniños que quiere destruir a la familia. Es la feminazi que seduce a hombres para luego quitarles todo con las malas artes de la denuncia falsa. Es la feminazi que mata a sus hijos.

La España Viva es la resistencia a la liberación de la mujer. Para la España Viva habrá siempre mujeres de bien, representadas por la mujer que empuja el carrito de su hijo en la manifestación de turno hablando con sus amigas retrasada del marido que enarbola la bandera frente a las feminazis que están en primera linea luchando por sus derechos.

La España Viva representa la tauromaquia, lo que antes era cultura y que ahora no pasa de "curtura". Representa una tradición con cada vez menos seguidores y con cada vez más detractores que la exigen desaparecer, y que se aferra a excusas baldías para mantenerse.

La España Viva representa la cultura española oficial, basada en el idioma, en la gloriosa historia pasada, en la religión, que considera folklore regional a la diversidad cultural española, una cultura que realmente está siendo sobrepasada por la realidad. Es la España de la unidad y palo en el culo, todos firmes, que pretende resistir a la realidad catalana, vasca, gallega, andaluza, canaria... realidades que en sus regiones están a su mismo nivel cuando no por encima.

Y si esa España Viva no es capaz de aceptar la diversidad cultural española, como para aceptar la que viene de fuera. El odio hacia el extranjero, el miedo al mestizaje cultura, la convierte en una España racista, xenófoba, aislacionista, sin darse cuenta, sin querer asumir que la entrada de extranjeros es imparable.

La España Viva ahora quiere adueñarse del medio rural, el campo español. Un campo español de misa y vermut, de vaquillas y verbena de pasodoble, de quema de rastrojo, batida al jabalí y trampa al zorro. Del coto del señorito. Un medio rural que tiene dos opciones, modernizarse o morir. Y a sabiendas que ahí donde se está modernizando, donde las cooperativas agrícolas se están industrializando, están desapareciendo las tradiciones.

La España Viva quiere perpetuar el tradicional sistema de castas, en las que cada uno está donde "Dios manda". Un sistema de castas más diluido en la ciudad, más patente en el campo, y en el que el Rey es su símbolo más poderoso. Si desaparece la cabeza, si desaparece el Rey, todo se puede venir abajo.

La España Viva agoniza. Es el viejo régimen frente a la modernidad. Es la España antigua, de curas y guardia civil, toros y pasodoble, caza y machismo. Una España agónica, frente a la España moderna, vital, cambiante.

La España Viva tiene los días contados. Y VOX es su estertor.