Una naranja de 10.000 dólares...

...o la sutil propaganda anti Bernie Sanders de Netflix.

Hace poco vi la serie de Netflix “Space force”, de Steve Carrel, que se estrenó este año. Se trata de una entretenida comedia que tiene como protagonista al general Naird, un militar de alto rango a quien encomiendan la misión de crear una nueva división del ejército para el espacio exterior (Space Force). Le dotan de un enorme presupuesto y ponen bajo su mando a los mejores ingenieros y científicos del país junto a un equipo de soldados totalmente incompetentes.

La serie pone como contraste la razón y sensatez de los científicos contra los negacionistas y la fuerza bruta e ignorancia de los altos mandos de la clase militar y política (incluido el propio Naird). Aunque es en tono de comedia, también tiene sus dosis de propaganda patriótica y del orden mundial de fondo, y por momentos no está claro hacia donde se dirige su discurso. Pero me interesa realmente otro aspecto que veo más sutil. Esos pequeños detalles aparentemente inocuos, alejados de las campañas mediáticas más explícitas contra los movimientos progresistas, que se disfrazan como ellos pero que inadvertidamente dejan caer un mensaje en contra. En este caso contra el movimiento que representa Bernie Sanders.

El caso Ocasio-Cortéz

Uno de los personajes secundarios de la serie es una joven y combativa congresista latina que forma parte del comité del congreso que evalúa y audita el programa Space Force. El personaje se llama Anabela Ysidro-Campos, con las iniciales AYC, en clara referencia a Alexandria Ocasio-Cortez, o AOC, una congresista de la rama más progresista y más a la izquierda del partido demócrata. La Alexandria real ha ganado mucha notoriedad en Estados Unidos en los últimos años gracias a su inesperada elección para el congreso y por sus intervenciones en él, caracterizadas siempre por su fuerte defensa de los derechos sociales y en especial de la sanidad universal y gratuita, el “medicare for all”.

Este año, en un acto de campaña a favor de Sanders para la candidatura a la presidencia, Ocasio-Cortez puso en cuestión que un país como Estados Unidos pudiera permitirse invertir tanto dinero en programas de Defensa, pero no fuera capaz de sufragar la sanidad para sus ciudadanos.

¿El bien común? La escena de la naranja.

En una escena del tercer capítulo, el general Naird junto al científico jefe de su programa, el dr. Mallory, se sienta en una tribuna frente al comité del Congreso, donde tiene que rendir cuentas públicamente sobre el gasto de su programa militar y de sus progresos en investigación. En un momento dado, el personaje en la ficción de Ocasio-Cortez revela que el programa gasta $10.000 por cada pieza de fruta fresca que envían para el almuerzo de los astronautas, entre otras cosas. Ésta le pregunta algo así como: “¿Me puede decir cómo voy a justificar ante mis votantes, que tienen que ir a un comedor social, que nos gastamos 10.000 dólares en enviar una sola naranja al espacio?”

El general no sabe responder bien en un primer momento y queda en evidencia ante la pregunta. Podría parecer que le iba a dar la razón, pero en un giro inesperado, el general da una segunda respuesta justificando el gasto de tal manera que ¡dan ganas hasta de aplaudirle!

Es uno de esos planos donde la cámara viaja suavemente hacia el personaje en el centro del cuadro mientras el discurso gana fuerza y la música épica gana en potencia. Luego enfocan a la congresista, que avergonzada no sabe hacia donde mirar. Entonces el científico, que está sentado junto al general, rompe su largo silencio para hablar de cómo la ciencia está progresando con el programa y empieza a dar datos concretos de cómo esto ayudará a toda la sociedad, y que gracias a la presencia militar en el espacio la investigación está salvaguardada del enemigo, ya que según él no todo el mundo ahí fuera es tan bueno: “not every country with a presence in space believes in... ‘good for all’(sic). En alusión, deduzco, al “medicare for all” o al buenismo de la izquierda.

www.youtube.com/watch?v=vRGgi6RXXQs - (Fragmento con el discurso del científico)

Lo curioso de esta parte de la escena es que tanto el discurso como los recursos cinematográficos no están en modo parodia, hay sensiblemente un paréntesis en el tono y una vez terminado el discurso se vuelve a la comedia.

No se puede tener todo.

La respuesta es ingeniosa. Pero no se trata de la respuesta en sí misma, se trata de desacreditar al emisor de la pregunta suplantando y desvirtuando su mensaje. Un detalle sutil. Te está llevando de la mano en un crítica hacia el sistema ineficiente, incapaz y corrupto para que, en el momento en que estás ya siguiendo la corriente, darte una de cal y hacer que parezca arena. En este caso en concreto crean un falso dilema, y después esgrimen un argumento de autoridad con la figura del científico, la voz de la seriedad y la cordura durante toda de la serie.

  • O tienes ciencia, investigación y gasto militar o tienes educación y sanidad. Las dos son incompatibles. Y los que defienden postulados como los de Bernie Sanders son unos primaveras. Una naranja de 10.000 dólares de vez en cuando para darle al astronauta que se juega la vida por todos nosotros es un gasto asumible. Tal vez ese astronauta descubra un invento con el que poder alimentar a toda esa gente del comedor social en el futuro ¿no?

El movimiento por la sanidad universal en Estados Unidos tuvo un empuje realmente fuerte en las primarias con Sanders este año, y la pandemia no ha hecho sino acentuar su necesidad, por lo que detalles como este que menoscaban el valor de algo tan relevante me disgusta verlos en canales con tanto altavoz y difusión global de una forma tan engañosa.

Aparte de eso, Steve Carrel siempre tiene su gracia y la serie tiene su punto. Ya puestos a comer propaganda, que sea echándote unas risas.