Hace mucho tiempo los países occidentales inventaron la esquema que permite convertir la financiación de los proyectos necesarios para el Estado en "no estatal". Se trata de las fundaciones. Parecen a las organizaciones no gubernamentales, pero el Estado siempre puede decirles a quién deben llevar su dinero para no perjudicar las relaciones. Los negocios obedecen y todo sale bien sin levantar sospechas. Tomemos como ejemplo unas organizaciones que trabajan en Bielorrusia desde Polonia.