Sistema financiero en 2020, ¿bien?

La evolución del crédito al sector residente durante el ejercicio 2020 presenta aspectos que, influidos por la especial situación provocada por la pandemia de Covid-19, contrastan respecto del pasado reciente (resumen en elgorgojorojo.wordpress.com/2021/03/23/credito-dudoso-en-2020-evolucio).

En primer lugar hay que hacer referencia a que el sistema financiero cerró el año con el crédito al sector residente creciendo un 2,59%, lo que en términos absolutos supone un aumento anual de 30.907 millones.

Debe tenerse en cuenta que el saldo de crédito al sector residente, a cierre del año pasado situado en 1.224.433 millones, venía reduciéndose de manera ininterrumpida desde el año 2008 que concluyó con un monto de 1.869.882 millones.

El cambio de tendencia ocurrido en 2020 viene explicado, a mi entender, no por la política expansiva seguida por el Banco Central Europeo recogida, fundamentalmente, en la Decisión (UE) 2019/1311, de 22 de julio de 2019, sobre la tercera serie de operaciones de financiación a plazo más largo con objetivo específico, de facilitar liquidez a las entidades financieras en condiciones ventajosas para estimular el crédito a la economía real, sino que es consecuencia de las medidas financieras de apoyo a la liquidez empresarial adoptadas por el Gobierno para paliar los efectos de la crisis ocasionada por las restricciones a la actividad económica impuestas para evitar el colapso del sistema sanitario.

Prueba de lo dicho es que el crédito aplicado a la financiación de actividades productivas creció en 40.389 millones, mientras que el destinado a los hogares descendió en 9.963 millones.

En segundo lugar, la ratio de dudosidad del crédito al sector residente, que refleja la relación entre los riesgos con peligro de impago o “deteriorados” frente al total de riesgos, quedó situada al terminar el año 2020 en el 4,51%, cuando su valor era del 4,79% al inicio de ejercicio.

La mejoría del parámetro, que anticipa las posibles pérdidas futuras del sistema financiero derivado de los impagos, podría estar sesgada debido a una aplicación de la normativa contable especialmente laxa respecto a la categorización de los riesgos acogidos a “moratorias” establecidas en normas pensadas para amortiguar las tensiones financieras originadas por la crisis económica como, entre otras, el Real Decreto-ley 8/2020 en relación a las deudas hipotecarias para distintas finalidades.

Una muestra de que hay tendencias contradictorias en los datos del ejercicio es que mientras los riesgos dudosos han disminuido en 2.028 millones durante el año, sus provisiones específicas asociadas han aumentado en 2.004 millones, es decir, que hay menos riesgos amenazando en acabar "fallidos", pero la probabilidad de que eso ocurra es mayor o bien los riesgos cuentan con menos garantías para su recuperación.