(...) El blanco, tan útil en invierno, es un gran problema cuando las nieves se retiran. Sin nieve, el animal de pelaje blanco parece un farolillo, exponiéndolo a los depredadores, o delatando al depredador antes de que pueda acercarse lo suficiente a su presa. Por eso, a lo largo de la evolución, los tiempos de muda de las especies se han ido sincronizando con las estaciones, reduciendo, en lo posible, el desajuste de colores entre el animal y el ambiente. El cambio climático sin embargo está alterando estos ciclos.

Turiel estima que las señales actuales de un próximo colapso de la corriente atlántica harán Europa inhabitable con caídas de temperatura media de treinta grados. Esto podría suceder en cuestión de décadas pero, en cualquier caso, siempre dentro de este siglo.