"Esto no es un regalo o ayuda humanitaria", dijo Hrib a Bloomberg News en un comunicado el viernes. "Desde la perspectiva de China, son negocios". Tales sentimientos no son sorprendentes para Hrib, quien ondeó la bandera tibetana sobre el ayuntamiento el 10 de marzo para conmemorar el aniversario de la fallida revuelta de 1959 en la región contra el gobierno del Partido Comunista. El desafiante movimiento - un retroceso al apoyo del difunto presidente Vaclav Havel al Dalai Lama
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