El que en España se atreve a plantear la necesidad de recuperar la banca pública se arriesga a ser tratado de tonto, idiota o loco. O de bolchevique. Y sería tan bolchevique como Estados Unidos, donde la banca pública desempeña a día de hoy un papel importante en algunos Estados, como Dakota del Norte. O tan bolchevique como Suiza, donde la banca bajo control público supone nada menos que el 30% de su sistema financiero y da empleo a 16.000 personas. Parece claro que el fundamentalismo neoliberal tiene mucho más peso en España que en Suiza.
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