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La cruel realidad de los entierros en valencia

Una familia espera en la puerta. Son cuatro personas, Encarna Calomarde y sus tres hijos Raúl, Beatriz e Inmaculada. Acaban de perder a Enrique Gil Polo, su marido y padre, respectivamente. Ha muerto de cáncer, no por coronavirus, y no lo van a incinerar, van a darle sepultura. Informan al responsable del cementerio de que son cuatro personas porque el finado tenía tres hijos. No hay hermanos, ni yernos, ni nueras ni sobrinos, solo la viuda y sus tres hijos. La respuesta los deja helados. "No pueden entrar todos. Solo tres personas".

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