Eran las dos de la madrugada del miércoles 19 de abril cuando un pequeño avión despegó de la ciudad de Alexandria, en el estado de Luisiana (EE.UU.). A bordo iban ocho iraquíes. Raied Jabou era uno de ellos. "Estuve encadenado y esposado todo el camino hasta que aterricé en Bagdad", dice desde Irak en una llamada por WhatsApp. "Cuando el avión empezó a aterrizar, me quitaron las cadenas de los tobillos y las esposas alrededor de mi cintura y de mis manos".
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