Inquinosa, la empresa que enterró en el Pirineo decenas de miles de toneladas de residuos tóxicos que desde hace décadas contaminan la cuenca del río Gállego, no podía estar a menos de dos kilómetros de Sabiñánigo ni a menos de un kilómetro de un curso de agua. Eso iba contra las normas del propio franquismo, aunque la Comisión Técnica Provincial de Huesca y el Ayuntamiento de Sabiñánigo autorizaron en 1974 la instalación de la factoría junto al casco urbano y cerca del cauce. Durante más de una década produjo lindano saltándose las normas.
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