Según el rotativo "Westdeutsche Allgemeine Zeitung", Rüdiger D. y Diana D.. de Gelsenkirchen, querían comprarse una casa en España. Tres días después de colocar la bomba enviaron un correo electrónico a Lidl en la que exigían a la cadena el pago de un millón de euros en un plazo de varios meses y en la que le advertía de que, de no acceder, harían explotar más artefactos y la suma subiría hasta los dos millones.
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