Los dos chechenos, acusados de decapitar a tres sacerdotes cristianos en Siria y pertenencia a organización terrorista en Turquía, evitaron ser sentenciados por asesinato ya que "el crimen no fue cometido contra Turquía", aunque recibieron penas de prisión por pertenencia. Abdurakmanov negó durante el juicio pertenecer a al-Qaeda ya que, afirmó, había recibido apoyo turco durante su estancia en Siria "no nos habrían enviado armas, coches y dinero cuando luchábamos en Siria. Tuquía nos ayudaba porque estábamos luchando contra Assad"
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