La mexicana Flor Molina era una madre soltera de Puebla que aprendió corte y confección para mantener mejor a sus dos hijos con un solo trabajo en vez de dos simultáneos, pero “tuvo la suerte” de ser reclutada para ir a trabajar a EEUU y vivir “el sueño americano” con la ilusión de mejorar sus propias condiciones de vida y las de su familia. Después de oír una bella oferta laboral dejó los niños al cuidado de su madre y partió con su maestra de costura de la mano de un “coyote”. Al poco tiempo se dio cuenta que era una esclava.
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