Dos guardias de la prisión de Rikers Island, uno de los cuales sigue trabajando allí, han sido acusados por los fiscales federales de golpear al recluso Ronald Spear hasta cuasarle la muerte y luego tratar de encubrir lo sucedido. El guardia Brian Coll habría pateado al prisionero en el suelo mientras éste era retenido por los otros guardias hasta matarlo. Tras la mortífera paliza los tres guardias mintieron a los investigadores e inventaron una historia para encubrir los hechos que ahora ha sido descubierta.
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