Cuando unos puestos de trabajo que deberían existir “por razones de necesidad y urgencia” y “de forma transitoria y temporal” se mantienen durante años desvirtuando su finalidad, ni legal ni moralmente se puede despedir a las personas que dignamente lo han ocupado, rebaremando y conviertiendo el sistema en inestable e incoherente, por mucha crisis que exista, por muy jodidos que estén los jóvenes excelentísimamente preparados que no pueden acceder a un puesto de trabajo.Es una burla considerar 5, 10, o 15 años de trabajo algo coyuntural.
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