El pasado 27 de febrero El Chivato describió las tribulaciones que había padecido un agente de la guardia civil en Cataluña que no hablaba catalán y quería acudir a diario al gimnasio para hacer deporte. Exigir que las clases se dieran en castellano para poder seguirlas con normalidad le acarreó serios problemas en el recinto con los monitores, que se negaron a hacerlo. Tras la pertinente denuncia comenzaron los problemas con los propios Mossos d’Escuadra, que no hicieron nada para remediarlo.
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