En Veracruz el dinero desaparece. Pese a que los presupuestos están subejercidos, no hay liquidez para pagarles a los proveedores y contratistas del gobierno -quienes ahora se niegan a seguir trabajando para la administración veracruzana- y ni siquiera para cubrir las pensiones de los jubilados o los salarios de algunos empleados del sector público. Ante tal catástrofe, la única solución que se le ha ocurrido al gobernador priista Javier Duarte es privatizar el servicio de agua potable y el gran túnel sumergido, inconcluso, de Coatzacolacos.
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