Usa párrafos del alto tribunal que sostienen que dar calificaciones universitarias de forma arbitraria entra dentro del delito de prevaricación. Rodríguez-Medel incluye el criterio del Supremo por el que "basta ser consciente de que se está participando en una decisión arbitraria" para ser cooperador del delito. Añade una sentencia según la cual cohecho impropio "lo comete la autoridad o funcionario público que admitiere dádiva o regalo" que le hacen por ser quién es.
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