La Justicia de Entre Ríos (Argentina) allanó el convento tras una denuncia por prácticas de torturas físicas y psicológicas a las religiosas que están en claustro. La madre superiora opuso resistencia al procedimiento judicial, y "hubo que utilizar la fuerza para entrar". Ayuno hasta la desnutrición, autoflagelación obligada, y uso del látigo y el cilicio contra las religiosas eran algunas de las vejaciones habituales.
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