A primera vista, resulta que un país sin gobierno se parece peligrosamente a uno con: algunos ensalzan por eso la fuerza del aparato del Estado, muchos empiezan a preguntarse si los gobiernos son tan necesarios. Y se desinteresan de los intentos de formarlo: los artículos sobre esas negociaciones nunca aparecen entre los más leídos de los diarios.
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