Para los seres humanos, la facultad de formular preguntas y buscar las respuestas parece una actividad inherente a su naturaleza. Desde muy pequeños comenzamos a cuestionar por qué y cómo funciona lo que está a nuestro alrededor; si tenemos suerte las respuestas serán satisfactorias y veraces, otras veces será todo lo contrario, pero lo que sí es seguro es que no dejaremos de cuestionar. Esta característica humana es sin duda el motor de los avances científicos y tecnológicos que disfrutamos (y sufrimos) en la actualidad. Si bien lo fantástico.
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