Los amigos de lo ajeno se llevaron entre 120 y 130 tripas de embutido casi curadas en Santa María de la Isla a una familia mientras dormian, un suculento botín que los autores de la fechoría consiguieron burlando la vigilancia de dos mastines que guardan el patio de la vivienda, una vivienda dentro del casco urbano. "No nos dejaron ni el tocino", señaló ayer el propietario
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