Este enero, CiU ha visto como se cernía sobre el comercio catalán la tormenta perfecta: preeminencia de la ley española, final de los alquileres de renta antigua, lo que ha dado al traste con buena parte del comercio tradicional; y cambio del modelo de comercio urbano, con mayor protagonismo de las grandes cadenas de moda, tipo Zara, en detrimento del pequeño comercio, que era quien siempre había avalado la restrictiva política de horarios y aperturas de la administración catalana.