Los extranjeros con VIH podrán visitar la ciudad durante un máximo de tres meses, pero no se les permitirá ni residir en ella ni trabajar incluso si es para acopampañar a un familiar que esté estudiando en Singapur. Exceptuando los residentes permanentes y sus esposas, todos aquellos que den positivo de VIH serán deportados e incluídos en una lista negra. A pesar de que supone una mejora con respecto a las políticas aprobadas en los años 80 cuando ni tan sólo se les permitía visitar la ciudad, Singapur mantiene una política muy restrictiva.
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