Una coalición de potencias -Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido- llegó finalmente al acuerdo de imponer un tope al precio del petróleo ruso con el propósito de disminuir la capacidad de financiación con la que ha contado el Kremlin para llevar a cabo la guerra en Ucrania, sin impulsar nuevas alzas en el crudo o mayores presiones inflacionarias.
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