Disponemos de datos cada vez renovados sobre la pobreza, la precariedad laboral y las peores condiciones de existencia material de gran parte de la población, pero la realidad parece ser un factor completamente ajeno, a juzgar por lo que puede escucharse o leerse en distintos medios, a las propuestas que hay que tomar. La tendencia mayoritaria parece ser la de la más pura tradición inmovilista: hay que repetir lo conocido aunque se sepa que los resultados son peores que mediocres. ¿Qué hay que repetir? Los subsidios condicionados para pobres.
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