Si como progresistas señalamos las actitudes sexistas en otras empresas debemos abordar esto también en nuestra propia casa. El acoso en el lugar de trabajo es un error en sí mismo, pero también lo podemos argumentar desde un punto de vista financiero. Estudio tras estudio se ha demostrado que el acoso sexual y de género, así como el de otro tipo, expulsa a los empleados. O se vuelven menos productivos o cambian de trabajo, buscando un ambiente libre de acoso. Esto significa que nuestras empresas y organizaciones están perdiendo valor.
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