Frases y fragmentos de libros
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Un sutil arte...

La política es el sutil arte de conseguir votos de los pobres y hacer campaña con base al capital de los ricos, prometiendo proteger a uno del otro.

Oscar Ameringer.

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Cuento de Navidad

"Honraré la Navidad con todo mi corazón y procuraré observar su espíritu todo el año. Viviré en el pasado, en el presente y en el futuro. Los espíritus de los tres actuarán dentro de mí. No cerraré los oídos a las lecciones que ellos me enseñen. ¡Ay, dime que puedo borrar lo que está escrito en esta lápida"

Ebenezer Scrooge, “Canción de Navidad”, Charles Dickens.

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El hacer (y el deshacer)

"Quien quiere hacer algo encuentra un medio. Quien no quiere hacer nada encuentra una excusa”.

Proverbio arabe

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Ramón Trecet

"Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo."

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Cuento popular - La vida y la muerte

Un joven que llevaba varios años viajando de ciudad en ciudad, conociendo mundo, descubriendo nuevas culturas... llegó un día a la plaza de un pequeño pueblo en el que observó cómo unas cuantas personas estaban debatiendo sobre lo que hay después de la muerte.

Le picó la curiosidad y decidió quedarse junto a ellos para descubrir las conclusiones del debate.

-Pues sí, tengo la creencia de que la vida después de la muerte debe ser mucho mejor que esta, pues aquí todo es aburrido, en realidad todo es sufrimiento -comentaba un hombre de mediana edad.

-Por supuesto -contestó otro que estaba sentado a su lado-, después de la muerte nos espera otra vida repleta de aventuras, una vida donde podremos realizar todos nuestros sueños.

-Así es -añadió un anciano sentado en un banco-, seguro que en esa otra vida podré conseguir mis objetivos, podré alcanzar todo lo que he soñado en esta vida pero no he llegado a tener.

Y así pasaron varias horas en las que todos los presentes coincidían en que la vida que les esperaba era mucho mejor que la que estaban viviendo.

Cuando ya comenzaba a anochecer, una de las personas más ancianas se dio cuenta de que había allí un joven al que no conocían, un joven que había estado escuchando durante toda la tarde el debate pero que no había pronunciado ni una sola palabra.

-Y tú, muchacho, ¿qué opinas de todo lo que aquí hemos hablado? -le preguntó mientras todos los presentes dirigían sus ojos hacia ese joven que había llegado al pueblo.

-¿Yo? -preguntó confuso el chico.

-Sí, tú, claro...

-Veréis, durante mi corta existencia, pues apenas tengo 25 años, me he dado cuenta de que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean que haya otra.

-Sí, es posible, pero qué piensas, ¿hay vida después de la muerte?

-¿Hay vida antes de la muerte? Esa sería la pregunta que os deberíais hacer cada día -contestó el joven mientras se levantaba, cargaba su mochila e iniciaba rumbo a una nueva aventura.

Adaptación de un cuento popular

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Kapitalismo

¿De qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?

Bertl Brech

A la que añado:

La ley básica del capitalismo es tú o yo, no tú y yo

Karl Liebknecht. »

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Lanzas y escudos

  En el reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.

  -Mis escudos son tan sólidos –se jactaba-, que nada puede traspasarlos. Mis lanzas son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.

  -¿Qué pasa si una de las lanzas choca con uno de sus escudos?-preguntó alguien.

  El hombre no replicó.

Han Fei Zi (Libro atribuido a Han Fei, siglo III a. C.)

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Fábula: El jilguero

Cuando volvió al nido con un gusanito en la boca, el jilguero no encontró a ninguno de sus hijitos. Alguien, durante su ausencia, se los había robado.

El jilguero empezó a buscarlos por todas partes, llorando y trinando: todo el bosque resonaba con sus desesperados reclamos, pero nadie respondía.

Un día, un pinzón le dijo:

—Me parece que he visto a tus hijos en casa del campesino.

El jilguero voló lleno de esperanza, y en poco tiempo llegó a casa del campesino. Se posó en el tejado: no había nadie. Bajó a la era: estaba desierta.

Pero al levantar la cabeza vio una jaula en la ventana. Sus hijos estaban dentro, prisioneros.

Cuando lo vieron, agarrado a los palos de la jaula, se pusieron a piar pidiéndole que los libertase. Él trató de romper con el pico y las patas los barrotes de la prisión, pero fue en vano.

Entonces, llorando con desconsuelo, los dejó.

Al día siguiente volvió el jilguero de nuevo a la jaula donde estaban sus hijos. Los miró. Después, a través de los barrotes, los besó uno tras otro, por última vez.

Había llevado a sus crías una yerba venenosa, y los pajaritos murieron.

—Mejor morir —dijo— que perder la libertad.

Fábula atribuida a Leonardo Da Vinci

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Relato: Ladrillos

José iba en su nuevo automóvil, un gran Jaguar, a mucha velocidad.

¿La razón? Llegaría tarde al trabajo si no corría.

Su automóvil Jaguar rojo brillante, era una de sus más preciadas posesiones, cuando súbitamente... ¡Un ladrillo se estrelló en la puerta de atrás!

José frenó el auto y dio reversa hasta el lugar de donde el ladrillo había salido.

Se bajó del automóvil y vio a un niño sentado en el piso. Lo agarró, lo sacudió y le gritó muy enojado:

-¿Qué demonios andas haciendo? ¡Te va a costar muy caro lo que le hiciste a mi auto! ¿Por qué me tiraste el ladrillo?

El niño llorando, le contestó:

-Lo siento, señor, pero no sabía qué hacer, mi hermano se cayó de su silla de ruedas y está lastimado, y no lo puedo levantar yo solo. ¡Nadie quería detenerse a ayudarme!

José sintió un nudo en la garganta, fue a levantar al joven, lo sentó en su silla de ruedas, y lo revisó. Vio que sus raspaduras eran menores, y que no estaba en peligro.

Mientras el pequeño de 7 años empujaba a su hermano en la silla de ruedas hacia su casa, José caminó lentamente a su Jaguar, pensando...

José nunca llevó a reparar el auto, dejó la puerta como estaba para hacerle recordar que no debía ir a través de la vida tan rápido como para que alguien tenga que tirarle un ladrillo para llamar su atención.

Autor desconocido

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Pobreza y avaricia

El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro carece de todo.

Séneca

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La guerra...

"La guerra no determina quién tiene la razón, sólo quién queda."

Bertrand Russell.

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Cuento - Codicia

Cavando para montar un cerco que separara mi terreno del de mi vecino, me encontré, enterrado en mi jardín, un viejo cofre lleno de monedas de oro.

A mí no me interesó por la riqueza, sino por lo extraño del hallazgo, nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales, pero igual desenterré el cofre.

Saqué las monedas y las lustré. Estaban tan sucias las pobres…

Mientras las apilaba sobre mi mesa prolijamente, las fui contando.

Constituían una verdadera fortuna. Sólo por pasar el tiempo, empecé a imaginar todas las cosas que se podrían comprar con ellas.

Pensaba en lo contento que se pondría un codicioso que se topara con semejante tesoro. 

Por suerte, por suerte, no era mi caso.

Hoy vino un señor a reclamar las monedas, era mi vecino. Pretendía sostener, el muy miserable, que las monedas las había enterrado su abuelo y que por lo tanto le pertenecían a él.

Me fastidió tanto que lo maté.

Si no lo hubiera visto tan desesperado por tenerlas, se las hubiera dado, porque si hay algo que a mí no me importa son las cosas que se compran con dinero.

Pero, eso sí, no soporto la gente codiciosa.

Jorge Bucay

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Manuel Rivas – ‘Contra todo esto’

¿Qué es ‘Todo Esto’?

Todo Esto es descivilización.

Todo Esto es retroceso y rearme.

Todo Esto es la producción de miedo para poner en cuarentena derechos y libertades.

Todo Esto es la sustracción de la democracia.

Todo Esto es la producción de grietas de desigualdad.

Todo Esto es el desmantelamiento de los espacios comunes.

Todo Esto es la producción del odio hacia el otro, al diferente.

Todo Esto es el machismo como sistema.

Todo Esto es la guerra contra la naturaleza y la caza de los ecologistas.

Todo Esto es la domesticación intelectual.

Todo Esto es la indiferencia y el cinismo.

Todo Esto es paraísos fiscales, corrupción sistémica, una mezcla de la economía gris y la criminal.

Todo Esto es la creciente mercantilización y burocratización de la enseñanza.

Todo Esto es desmemoria, o peor aún, contramemoria.

 

En la Oficina de ‘Todo Esto’, un concierto de manos muy visibles, hábiles en lo suyo como croupiers en el casino de ‘Todo Esto’, componen la gran mano invisible que mueve los hilos y toca teclas para mantener ‘Todo Esto’.

Siento vergüenza. La vergüenza te ayuda a ver. No es un desenlace, es el principio. La vergüenza abre paso a la esperanza. La esperanza no se espera. Hay que arrancársela de los brazos al conformismo.

Siento esperanza.  Manuel Rivas.

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La cámara es una frontera

La cámara es una frontera en sí misma, una barrera, si así se le puede llamar, que uno está echando abajo continuamente para aproximarse al tema que está fotografiando. Y al hacerlo sobrepasa unos límites, no sin cierta sensación de atrevimiento, de ir más allá, de estar siendo maleducado, de desear ser invisible.

Solo puedes cruzar al otro lado olvidándote de ti misma momentáneamente y siendo muy receptiva con los demás: por eso, como fotógrafa, estoy simultáneamente en dos mundos distintos. Esto es lo único que puedo decir sobre lo que siento cuando estoy tomando una fotografía: el resto permanece en el inconsciente.

Trangresión es la palabra que he estado buscando todo este tiempo.

Martine Franck

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Cita amorosa

El amor inmaduro dice: “te amo porque te necesito”. El maduro dice: “te necesito porque te amo”

Erich Fromm

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Citas de Manuel Vicent sobre la "fiesta" de los toros

  • «Con el calor de la primavera se acerca una vez más el cosechón de cuchilladas, vómitos y descabellos que darán como fruto más de cincuenta mil toros taladrados cuya agonía será servida por televisión en primer plano. Las imágenes multiplicarán por un millón esta infame carnicería, y gracias a este banquete de plasma, planetariamente los españoles seguiremos siendo unos especímenes humanos que se divierten torturando animales y que hacen sonar las charangas para alegrar semejante degüello.» (HOR, 167: La columna)
  • «El toro no es una fiera sino un bello animal herbívoro, más bien torpón; si fuera inteligente, al segundo pase ensartaría al torero.» (El País, 4-05-2014: Espantada)
  • «En esencia el arte de torear consiste en convertir en veinte minutos a un bello animal en una albóndiga sangrante ante un público alborozado.» (HOR, 163: Chuleta de miura[2])
  • «En España no eres nadie si no apareces amarrado a un habano con el codo en la maroma de Las Ventas contemplando la carne para albóndigas que los picadores y espadas preparan en el ruedo.» (HOR, 109: Alternativa)
  • «En todos los pueblos de este país se han sacrificado reses en las fiestas de los santos patronos, y en las capeas polvorientas, llenas de sangre y moscas, se han sucedido los garrotazos, las sogas, el fuego, los empalamientos, las cuchilladas, las burlas y los gritos sobre unos animales puestos a merced de la turba para que esta manifieste eso que los chorras llaman los valores de la raza.» (El País, 20-9-1992: Degradante)
  • «Este sangriento jolgorio llamado fiesta nacional tiene un sabor a caldo revenido cuya estética es consustancial al tiempo de las cataplasmas, del permanganato, de los calzones largos de felpa, del orinal bajo la cama o de aquel colchón de borra que los aficionados menesterosos llevaban a la casa de empeños para ver a Lagartijo.» (El País, 15-15-2018: La matanza)
  • «Este sería un gran país si, en lugar de exaltar la muerte entre el polvo y los salivazos de la corrida o de elevar el desolladero a escuela de filosofía o de extasiarse ante las posturitas de un carnicero más o menos artista o de confundir el patrioterismo con la bravura, dedicara todo su afán a transformar las célebres divisas de Miura, Pablo Romero o Vitorino sólo en famosos solomillos de la gastronomía nacional.» (HOR, 164: Chuleta de miura)
  • «La fiesta de los toros está montada en esencia sobre la tortura pública de un animal, y, por muchos pases pintureros que el diestro pegue vestido de sota de espadas, nunca podrá ocultar la degradación que late bajo la supuesta belleza de una verónica.» (HOR, 166: La sangre)
  • «La fiesta nacional está herida de muerte, pero un año más la degollina de la feria de San Isidro va a empezar y los españoles de verdad, los pocos que quedan con el certificado de Aguirre, ocuparán las gradas del matadero mudéjar de Las Ventas para contemplar puyazos, estocadas, vómitos de sangre y descabellos, todo sin IVA. Los españoles de segunda, en medio de las cornadas terribles que da el morlaco de la crisis, haremos lo posible para ir tirando con cierta dignidad.» (El País, 4-05-2014: Espantada)
  • «La fiesta de los toros puede ser considerada cultura si el canibalismo también se toma por gastronomía, aunque meter al prójimo en una perola, cocerlo a fuego lento y zampárselo a continuación es una ceremonia más antigua, excitante y filosófica que cebar una res con piensos compuestos en una factoría, encerrarla impunemente en un ruedo y degradar al público con el espectáculo de su tedioso sacrificio dentro de un manierismo de sangre.» (El País, 15-05-1984: La corrida)
  • «La fiesta nacional tiene mucho color: el rojo de la sangre es el más auténtico.» (HOR, 168: La columna)
  • «La gloria torera aproximadamente es esto: tener media femoral de plástico y algunas fincas rústicas en el registro, un bufón en nómina que te haga reír a cambio de una rodaja de mortadela, un cura de pueblo que te pida dinero por carta para restaurar el techo de su parroquia, un músico que te fabrique un pasodoble cargado de bombo, un tabernero que al conocerte por la cara te invite a una ración de percebes, una nube de gorrones que te pase la mano por el lomo en el bar del hotel Wellington, un pesado que te recuerde constantemente con voz asmática aquella verónica que diste en la plaza de Calahorra.» (“Los mejores relatos”, 213: Estofado de toro)
  • «Miles de toros van a ser torturados públicamente hasta el degüello final, pero lejos de la plaza donde se celebra semejante miseria la corrida impregna la vida nacional desde hace siglos. Tauromaquia es todo lo pinturero, patriótico y grasiento que palpita bajo el rabo de Alá sin desollar: el ajo como cultura, la sequía como mística, el garrote vil como sacramento y el descabello como desplante.» (El País, 14-5-1989: Tauromaquia)
  • «Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el Rey de España y le guste a algún chino.» (HOR, 168: La columna)
  • «Si alguien concibe que una carnicería semejante puede servir de soporte a un arte, ya está preparado para admitir que la verdad puede ser extraída mediante la tortura en el sótano de una comisaría; si se admite que la belleza puede surgir de la sangre derramada, aunque ésta se inflija a un animal, es que uno ya tiene justificado en el corazón todo tipo de violencia.» (HOR, 165: Sangre)
  • «Ya se ha echado encima el calor y con él comienza de nuevo a florecer la cultura del desolladero, la sangre, los cuernos, los puyazos, las cuchilladas, los vómitos, los aplausos. [...] En el palacio de falso mudéjar de Las Ventas empiezan las corridas de San Isidro.» (HOR, 159: Tabú])

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EL cuento de las arenas

Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto.

Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a éstas.

Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró:

-El Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río.

El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser absorbido, que el viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto.

-Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino.

-¿Pero cómo esto podrá suceder?

-Consintiendo en ser absorbido por el viento, respondió la voz.

Esta idea no era aceptable para el río. Después de todo él nunca había sido absorbido antes. No quería perder su individualidad.

-¿Y, una vez perdida ésta, cómo puede uno saber si podrá recuperarla alguna vez?, preguntó el río.

-El viento, dijeron las arenas, cumple esa función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río.

-¿Cómo puedo saber que esto es verdad?

-Así es, y si tú no lo crees, no te volverás más que un pantano y aún eso tomaría muchos, pero muchos años; y un pantano, ciertamente no es la misma cosa que un río.

-¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?

-Tú no puedes en ningún caso permanecer así, continuó la voz. Tu parte esencial es transportada y forma un río nuevamente. Eres llamado así, aún hoy, porque no sabes qué parte tuya es la esencial.

Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río. Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él ¿cuál sería?, había sido transportado en los brazos del viento.

También recordó –¿o le pareció?– que eso era lo que realmente debía hacer, aun cuando no fuera lo más obvio.

Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevó hacia arriba y a lo lejos, dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña, muchas, pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar más firmemente en su mente, los detalles de la experiencia.

Reflexionó:

-Sí, ahora conozco mi verdadera identidad.

El río estaba aprendiendo, pero las arenas susurraron:

-Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña.

Y es por eso que se dice que el camino en el cual el Río de la Vida ha de continuar su travesía está escrito en las Arenas.

Awad Afifi el Tunecino

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Cita de Gregorio Marañón

“Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones”.

Gregorio Marañón

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Jiddu Krishnamurti

“No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”.

Jiddu Krishnamurti

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Cita de Armando Fuente Aguirre

“Un paraíso del que no se puede salir es un infierno”.

Armando Fuentes Aguirre

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Esperanza

Si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas”

Noam Chomsky

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El secreto del agitador (Karl Kraus)

"El secreto del agitador es volverse tan estúpido como sus oyentes, de forma que estos se crean tan inteligentes como él."

Contra los periodistas y otros contras (Karl Kraus)

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Bailar (Wayne Dyer)

Cuando bailas, tu objetivo no el llegar a un lugar determinado de la pista, es disfrutar del camino..

Wayne Dyer (escritor estadounidense)

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Carcel y amigos

Para saber quiénes son tus amigos, haz que te metan en la cárcel.

Charles Bukowski

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Cita de Oscar Wilde

“Es cierto. La mayoría de la gente son otros. Sus ideas son las opiniones ajenas; su vida, una imitación; sus pasiones, una cita”

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