La próxima vez que estés a punto de estornudar o toser, asegúrate de enterrar el rostro en el hueco del brazo para bloquear la nube de gas ondulante que estás a punto de disparar. Un nuevo estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts considera que, los estornudos y la tos emiten un gas invisible que mantiene a esos pegotes de moco en suspensión en el aire, ayudándoles a viajar 200 veces más lejos de lo que antes se pensaba.
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