Cultura y divulgación
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La inevitable ciencia de los bichos raros

Nos vamos a Estocolmo, a los años treinta, exactamente a 1933. Acaban de conceder el Premio Nobel de Medicina a Thomas Hunt Morgan, el primer genético en conseguirlo, por “sus descubrimientos relativos a la función de los cromosomas en la transmisión de la herencia”. Su Conferencia Nobel tiene fecha de 4 de junio de 1934 y, en sus 16 páginas, menciona varias veces el modelo biológico, la especie con la que trabajó e hizo sus descubrimientos, la mosca de la fruta o del vinagre, Drosophila melanogaster.

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