Francia tenía amplios activos disponibles para continuar su resistencia contra las potencias del Eje. La flota francesa fue la más notable de estas; Francia poseía dos de los acorazados rápidos más modernos del mundo, numerosos cruceros y destructores poderosos y una gran cantidad de buques de apoyo que podrían haber ayudado a cortar las líneas de suministro del Eje a África. Una resistencia más activa desde el Imperio habría retrasado el ataque de Hitler a Rusia Y las fuerzas francesas y británicas juntas podrían defendido a Grecia.
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