Estimado Señor, Le dirjo estas líneas lleno de dudas, porque usted está muerto y no puede responderme. ¿O sí que puede? Tengo una pregunta para usted. Tampoco estoy seguro de eso: ¿es usted quien yo creo que es, o me debería dirigir más bien al hombre que escribía esas hermosas palabras? Pero ahora usted está…
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