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La Singla: el misterio de la desaparición de la bailaora sorda que revolucionó el flamenco
Antonia Singla dejó de oír cuando era un bebé. Una enfermedad la dejó sorda, pero esta circunstancia no le impidió convertirse en una de las mayores bailaoras flamencas de la historia. Interiorizó el compás para marcar el ritmo con sus pies. Se movía con rabia y triunfó en toda Europa. Era la estrella de carteles que incluían los nombres de Camarón, Paco de Lucía o El Lebrijano. Giró con Ella Fitzgerald. Posó para Dalí. Marcel Duchamp la admiró y Jean Cocteau dijo de ella que “escupía fuego por la boca y lo apagaba con los pies”.
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