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El tercer movimiento de La Catedral: de cuando un guaraní empuñó una guitarra española
El calor sofocante complica la respiración de Agustín. Sentado en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero, observa las copas de los árboles que a través de las altas y estrechas ventanas del hotel ABC de Montevideo, se adivinan en el exterior.
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