El estudio indica que los desechos fecales de bebés pueden ser una una mina de oro probiótica, ya que un recién nacido no padece enfermedades relacionadas con la edad y su flora intestinal no ha sido “desequilibrada” con dietas o medicamentos; además de las grandes cantidades de materia disponibles.
Este “cóctel probiótico de origen humano” se desarrolló a partir de los pañales de 34 bebés, en los laboratorios del Wake Forest School of Medicine. Aunque hasta ahora solo ha sido probado en ratas, los resultados son prometedores