Cada vez hay más demanda de las intervenciones de rejuvenecimiento genital. En los hombres esta inquietud es todavía escasa y se ciñe, sobre todo, a la ginecomastia (disminuir el tamaño de las mamas) y en un segundo lugar a la faloplastia de elongación (alargamiento de pene, en palabras llanas) o al rejuvenecimiento del escroto, pero son cifras poco representativas aún. En cambio, la preocupación por retocarse la anatomía femenina representa ya el 1,5% de las intervenciones estéticas en España, según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).