Hay preferencias que cualquiera manifiesta sobre las características que debe reunir una ciudad o barrio (zonas verdes, equipamientos de ocio y deportivos, actividad comercial, baja densidad de tráfico, bajo coste de la vivienda, etc.) El problema surge al no tener en cuenta el balance que existe entre estas preferencias que, en muchas ocasiones, son incompatibles entre si. Los urbanistas y políticos se equivocan al planificar el desarrollo de una ciudad o barrio pensando que todos estos objetivos son alcanzables en el mismo tiempo y espacio.