El hilo musical, conocido así por la primera marca con la que se comercializó (al igual que sucede en el mundo anglosajón con el término muzak), entraba a través de la línea de teléfono, y se escuchaba con esos aparatos de madera, que tenían distintos precios según la potencia, el tamaño y la calidad de sonido. La cuota normal era de 425 pesetas al mes, e incluía una revista con la programación mensual. El antiguo cable solo permitía seis canales: ambiental, clásica, moderna,romántica, uno de cursos de idiomas y RNE.