Y cuanta razón tenía el que le dio tan dudoso honor. En 1957, un sacerdote de Nueva York, el padre Alfred Juliano, puso todo su empeño y dinero en construir el Aurora, un prototipo de coche de casi 6 metros de largo y que según el propio sacerdote, era el más seguro del mundo. Montado sobre el chasis de un Buick, la inteción de Aurora Motor Company era venderlo con 3 motorizaciones distintas, pudiendo elegir entre motores Cadillac, Chrysler o Lincoln.