Se aprecia un notable cambio de estilo en la oratoria del Borbón. Se pasa del ñoño y repetido mellenadeorgulloysatisfacción a un mensaje mucho más directo, con mayor fuerza. El vocabulario empleado es sencillo, carente de erudición, como si quisiera que su mensaje -por fin- llegase a toda la ciudadanía. Y además, no es solo un discurso eficaz (consigue el objetivo que persigue), sino eficiente (lo hace con los mínimos recursos necesarios). Nos encontramos ante una sublime expresión del minimalismo, que tanta falta nos hace en política