Los autores de la matanza de 61 pobladores, entre ellos 23 niños, fueron condenados 31 años después de la masacre perpetrada por el ejército. El documento judicial revela que los superiores del oficial Hurtado dispusieron el asesinato de testigos, la remoción de las tumbas de las víctimas y la fabricación de documentos para engañar a las autoridades, y que cuando fueron descubiertos los restos, los militares justificaron la atrocidad con que en la zona de Accomarca todos, niños incluidos, eran miembros de Sendero Luminoso.