Miles de jubilados acogen a sus nietos, pero no es fácil criar a un bebé o educar a un adolescente. Durante muchas décadas, en España los niños que quedaban desamparados llenaban las instituciones de acogida, donde los abuelos no entraban. A partir de los 80 los abuelos empiezan a hacerse cargo de los nietos, desamparados o no, a pesar de las carencias y los sacrificios, mostrando la satisfacción de asumir ese papel de padres, por el afecto que reciben y porque se sienten útiles para sus hijos y para sus hijos-nietos.