En Japón no se andan con tonterías, cuando alguien supera los límites permitidos se le requisa el coche. Sin embargo, la peculiaridad está en que el coche no se lo lleva una grúa convencional, sino que la misma moto de la patrulla, saca de la parte trasera un sistema de enganche, donde va el coche sancionado. Seguramente, esto se explique por la falta de espacio, tan acuciante en el país nipón, que no permite guardar en los garajes vehículos muy grandes.