No se trata sólo de tasas y becas. No sólo de la restauración de un escandaloso modelo clasista de acceso a los llamados estudios superiores, por importante que ello sea. Por fin la universidad va a ser confiscada, desnaturalizada y vendida en el desguace, como el resto de los bienes y servicios públicos. Cierto que mucho antes del actual gobierno de los exterminadores, al menos desde las reformas felipistas, se le vino inoculando una competitividad feroz, la lucha molecular de todos contra todos, se desactivó el sentido del interés colectivo