A lo largo de la Historia nos encontramos con numerosos casos de investigadores, médicos y científicos que han arriesgado su propia vida experimentando con su propio cuerpo, en pos de demostrar una teoría que, en el caso de la medicina, de ser cierta, podría salvar muchas vidas: Stubbins Ffirth (1784-1820), un médico en prácticas en la Universidad de Pennsylvania, se propuso demostrar que la enfermedad de la fiebre amarilla no era contagiosa | Werner Forssmann (1904–1979) quería saber y aprender todo sobre el corazón, recibió el Nobel en 1956.