-Buenos días, llamaba porque necesito hora para mi médico. -Pues... el martes a las 11.00. -¿¿¿El martes??? ¡¡¡Pero si hoy es jueves!!! -Pues, hija, no hay antes... Lo siento. Esta conversación telefónica entre una periodista disfrazada de paciente y la recepcionista de un ambulatorio en Ciudad Lineal tuvo lugar hace 15 días. En una ronda de llamadas matutinas a otra media docena de centros de salud madrileños, cuando el reloj marcaba aún un solo dígito, la cita más urgente que consiguió fue para 24 horas y 35 minutos más tarde.