Parece que tocar las posaderas de los azafatos en los podios ciclistas se ha puesto de moda. El eslovaco Peter Sagan, ni corto ni perezoso, agarró el trasero de una maniquí rubia, mientras ésta le daba un beso a Fabian Cancellara, ganador de la etapa en el Tour de Flandes. "Fue solo una broma. No ha sido mi intención faltar al respeto a las mujeres hoy en el podio. Lo lamento si alguien se ha sentido molesto por ello", se disculpó el corredor del Cannondale horas después en Twitter.