Un conflicto que ni siquiera se puede llamar guerra. De hecho, el territorio que se disputan Tailandia y Camboya tiene una superficie de 4,6 km². Y el pequeño templo de Preah Vihear siempre en el centro de la discordia. Un día, soldados de ambos bandos juegan allí a las cartas y al siguiente se disparan ráfagas de ametralladora y proyectiles de mortero. Así, los muertos se van acumulando. Hace unos días 11 militares. Y, finalmente, el portavoz del ejército camboyano que compareció ante los medios de comunicación rompió a llorar en directo.