El presidente chino, Hu Jintao, repitió ayer que el conflicto del Tíbet es un asunto interno. "Nuestro conflicto con los seguidores del dalái lama no es un problema étnico, ni religioso, ni de derechos humanos; es solo un problema sobre preservar la unidad nacional o dividir la patria", aseguró al primer ministro australiano Kevin Rudd, según recogió la agencia de noticias Xinhua. Rudd, un declarado amigo de Pekín que habla fluidamente en mandarín, había pedido la semana pasada una solución pacífica para el conflicto del Tíbet.